Siempre he pretendido ser una persona de las que llaman dialogante, de las empaticas (intento ponerme en la posición de los otros) , de las que no piensan que todo es blanco o negro, y que en los temas hay matices de color entre los dos. Aunque en estos tiempos que corren en mi Cataluña natal, parece ser que esta no sea una opción viable: ahora mismo es el , o estas conmigo o estás contra mi, y las posiciones intermedias, parecen no tener razón de ser, y te convierten en un bicho raro e indefinido. Y aqui hemos llegado, desgraciadamente, por una autentica ausencia de diálogo, o por no querer a sentarse a hablar, por absolutas intransigencias y muros, aparentemente infranqueables. El diálogo ha sido imposible, porque ambas partes han fijado premisas inamovibles. Y el uno por el otro, con ideas absolutamente contrapuestas, no han querido fijar un entorno propicio a conversar. Dificil de entender, pero asi estamos donde estamos. Es paradójico, pero como dice el titular de est...